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martes, 13 de diciembre de 2016

Cuando otros tienen la pulpa de mis fracasos

la culpa no es mia

Te convierte en víctima. Cuando haces que otros sean responsables de tus circunstancias, la capacidad de cambiar las cosas reside en sus manos, lo que significa que nada va a cambiar a menos que ellos decidan hacerlo. Haces de ellos los dueños de tu destino. La única manera de retener la capacidad de cambiar tus circunstancias es responsabilizándote de tus acciones.
Cada vez más somos una cultura que no asume responsabilidades; nuestras desgracias son siempre culpa de alguien. Evadir la responsabilidad tal vez podrá aliviar la culpa momentáneamente, pero se convierte en un juego peligroso en el que nadie gana.
Cuando nos enfrentamos a conflictos en las relaciones, a nadie le gusta asumir la culpa y por eso recurrimos a echársela a los demás.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

La gente siempre está quejándose

Date la oportunidad de que el tiempo que pasas quejándote, empléalo en intentar ser feliz.


Qué fácil es quejarnos y qué difícil es mantenernos agradecido y contentos con las cosas que sí hemos logrado en la vida. ¿En algún momento te has puesto a pensar cuántas personas desearán tener lo que tú tienes y llegar dónde tú has llegado? Pero muchas veces la inconformidad y la queja no nos deja disfrutar de nuestros logros.
Nos quejamos de Dios, de la familia, del cónyuge, de los padres, de la economía, del clima, de lo que tenemos y de lo que nos falta de todo.
La queja no nos lleva a nada bueno, aún hacemos que nuestra propia familia nos rechace porque quién va querer estar con una persona que sólo sabe quejarse y quejarse.
La queja lleva a más amargura y el desánimo toma control para no permitirnos avanzar y empeorar las cosas.