No
pases toda tu vida buscando ser otra persona, tu eres único y especial y si
pierdes de vista tu objetivo tu vida habrá sido sólo un paso por la tierra, no
podrás dejar la huella que sólo tú puedes marcar.
Si
todos fuéramos iguales no habría tanta belleza en la vida. Eres único, original.
Dios
así lo quiso porque en definitiva, Él te hizo.
Aquellas
personas que transpiran autenticidad ya tienen un sello personal en la vida.
Son poseedoras de un estilo y una manera particular de hacer las cosas. Su
actitud es el producto de quererse a sí mismas tal y como son. Por eso parece
que vivieran sin miedo a absolutamente nada.
Si
te has querido lo suficiente para ser tú mismo, comprenderás que es uno de los
sueños más deseados por los seres humanos, por tanto ser tú mismo implica que
eres capaz de respetar y valorar a las demás personas en su individualidad.
Confía
en tu don personal, lo que tienes para dar también sirve para aportar a tu
lugar de trabajo o la sociedad en sí misma. Quien tiene esa autenticidad
marcada muestra en los actos de su vida coherencia y cohesión. La persona
auténtica posee una clara unidad entre pensamientos, palabras y acciones.
También tiene claro que se puede equivocar y lo asume con auto respeto y
dignidad.
Esa
enorme tranquilidad de ser tú mismo, no tiene precio. De hecho es un valor
agregado.
Cuando
te mientes, tarde o temprano se reflejará en alguno de los aspectos de tu vida
y tendrás que enfrentar las consecuencias. Entre más rápido ubiques este
conjunto de situaciones que no te traen felicidad y no te permiten la
posibilidad de ser tú mismo, empezarás a encontrar los caminos viables para
encontrar el propósito y destino de tu autenticidad.
Aunque
existan hermanos mellizos y gemelos, aunque unas personas se parezcan
físicamente a otras y aunque unos actúen igual que otros, cada persona es
única, original e irrepetible. Dios nos creó a su imagen y semejanza es decir,
nos regaló algo de su perfección por eso, los seres humanos contamos con
ciertas características que nos hacen únicos e irrepetibles. Poseemos
capacidades físicas y mentales tan perfectas que ni siquiera los grandes
adelantos tecnológicos han podido igualarlas.
Cuando
recordamos que Dios nos creo en el vientre de nuestra madre (Salmo 139: 13-14),
y que cada uno de nosotros es totalmente único, es el momento de aceptarnos a
nosotros mismos por lo que somos.
Tal
vez piensas que no eres perfecto, y nadie lo es, pero así como eres Dios te Ama
y te conoce, no te confundirá jamás con otra persona, ya que te hizo especial,
único y maravilloso.
Tú
hiciste todo mi ser,tanto mis sentimientos como mi cuerpo,desde que me hiciste tomar forma en el
vientre de mi madre Te
agradezco porque me hiciste de una manera maravillosa;sé muy bien que tus obras son maravillosas.Tú
sabes todo de mí.Tú viste mis huesos crecer mientras mi cuerpo se formaba en el vientre
de mi madre.Tú
viste formarse cada parte de mi cuerpo;todo ya estaba escrito en tu libro;fueron
formadas a su debido tiempo,sin faltar una sola de ellas. Salmo
119:13-16
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